¡Un pensamiento! Cosa que harto me ha hecho pensar. ¿Habrá tormento como esta flor, regalo de una hermosa que me tiene cautivo el pensamiento? Primero en el ojal de la levita, después en la cartera... ¡Quién la ve tan marchita, y ha unos meses, Dios mío, quién la viera!
Hoy creo, en este abismo de cosas y de ideas tan terrible, que se han vuelto uno mismo un pensamiento flor y otro invisible.
Pero es lo peor del caso que al ir volando el viento, se llevará de paso en su giro uno y otro pensamiento.