A las evocaciones clásicas despiertan los dioses autóctonos, los de los altares pretéritos de Copán, Palenque, Tihuanaco, por donde quizá pasaran en lo lejano de tiempos y epopeyas Pan y Baco. Y en lo primordial poético todo lo posible épico, todo lo mítico posible de mahabaratas y génesis, lo fabuloso y lo terrible que está en lo ilimitado y quieto del impenetrable secreto.