Al oro de tu frente unos claveles Veo matizar, cruentos, con heridas; Ellos mueren de amor, y a nuestras vidas Sus amenazas les avisan fieles. Rúbricas son piadosas y crueles, Joyas facinerosas y advertidas, Pues publicando muertes florecidas, Ensangrientan al Sol rizos doseles. Mas con tus labios quedan vergonzosos (Que no compiten flores a rubíes) Y pálidos después, de temerosos; Y cuando con relámpagos te ríes, De púrpura, cobardes, si ambiciosos, Marchitan sus blasones carmesíes.