Llueven calladas aguas en vellones blancos las nubes mudas; pasa el día, mas no sin majestad, en sombra fría, y mira el sol, que esconde, en los balcones. No admiten el invierno corazones asistidos de ardiente valentía: que influye la española monarquía fuerza igualmente en toros y rejones. El blasón de Jarama, humedecida, y ardiendo, la ancha frente en torva saña, en sangre vierte la purpúrea vida. Y lisonjera al grande rey de España, la tempestad, en nieve obscurecida, aplaudió al brazo, al fresno y a la caña.