¡Qué bien me parecéis, jarcias y entenas, Vistiendo de naufragios los Altares, Que son peso glorioso a los pilares, Que esperé ver tras mi destierro apenas! Símbolo sois de ya rotas cadenas Que impidieron mi vuelta en largos mares; Mas bien podéis, santísimos Lugares, Agradecer mis Votos en mis penas. No tanto me alegrárades con hojas En los robles antiguos, remos graves, Como colgados en el Templo, y rotos. Premiad con mi escarmiento mis congojas; Usurpe al Mar mi nave muchas naves; Débanme el desengaño los Pilotos.