Descansa, mal perdido en alta cumbre, donde a tantas alturas te prefieres; si no es que acocear las nubes quieres, y en la región del fuego beber lumbre. Ya te padece, grave pesadumbre, tu ambición propria; peso y carga eres de la Fortuna, en que viviendo mueres: ¡y esperas que podrá mudar costumbre! El vuelo de las águilas(1) que miras debajo de las alas con que vuelas, en tu caída cebaran sus iras. Harto crédito has dado a las cautelas. ¿Cómo puedes lograr a lo que aspiras, si, al tiempo de expirar, soberbio anhelas?