Oír, Ver y Callar, remedio fuera En tiempo que la Vista y el Oído Y la Lengua pudieran ser sentido, Y no delito que ofender pudiera. Hoy, sordos los remeros con la cera, Golfo navegaré que (encanecido De huesos, no de espumas) con bramido Sepulta a quien oyó Voz lisonjera. Sin ser oído y sin oír, ociosos Ojos y orejas, viviré olvidado Del ceño de los hombres poderosos. Si es delito saber quién ha pecado, Los vicios escudriñen los curiosos: Y viva yo Ignorante, e Ignorado.