Si gobernar provincias y legiones ambicioso pretendes, ¡oh Licino!, procura que el favor y el desatino aseguren de infames tus acciones. No merezca ninguno las prisiones mejor que tú; pues cuanto más vecino al suplicio te vieres, el destino más te apresurará las elecciones. Felices son y ricos los pecados: ellos dan los palacios suntuosos, llueven el oro, adquieren los estados. Alábanse los hombres virtuosos; mas, para lo que viven alabados, quien los alaba elige los viciosos.