Raer tiernas orejas con verdades mordaces, ¡oh Licino!, no es seguro: si desengañas, vivirás obscuro, y escándalo serás de las ciudades. No las hagas, ni enojes, las maldades, ni mormures la dicha del perjuro: que si gobierna y duerme Palinuro su error castigarán las tempestades. El que, piadoso, desengaña amigos tiene mayor peligro en su consejo que en su venganza el que agravió enemigos. Por esto a la maldad y al malo dejo. Vivamos, sin ser cómplices, testigos; advierta al mundo nuevo el mundo viejo.