Memoria soy del más glorioso pecho Que España en su defensa vio triunfante; En mí podrás, amigo Caminante, Un rato descansar del largo trecho. Lágrimas de soldados han deshecho En mí las resistencias de diamante; Yo cierro al que el Ocaso y el Levante A su Victoria dio Círculo estrecho. Estas Armas, vïudas de su Dueño, Que visten de funesta valentía Este, si humilde, venturoso leño, Del grande Osuna son; Él las vestía, Hasta que apresurado el postrer sueño, Le ennegreció con Noche el blanco Día.