Faltar pudo su Patria al grande Osuna, Pero no a su defensa sus hazañas; Diéronle Muerte y Cárcel las Españas, De quien él hizo esclava la Fortuna. Lloraron sus envidias una a una Con las propias Naciones las Extrañas; Su Tumba son de Flandes las Campañas, Y su Epitafio la sangrienta Luna. En sus exequias encendió al Vesubio Parténope, y Trinacria al Mongibelo; El llanto militar creció en diluvio. Diole el mejor lugar Marte en su Cielo; La Mosa, el Rhin, el Tajo y el Danubio Murmuran con dolor su desconsuelo.