Si me hubieran los miedos sucedido como me sucedieron los deseos, los que son llantos hoy fueran trofeos: ¡mirad el ciego error en que he vivido! Con mis aumentos proprios me he perdido; las ganancias me fueron devaneos; consulté a la Fortuna mis empleos, y en ellos adquirí pena y gemido. Perdí, con el desprecio y la pobreza, la paz y el ocio; el sueño, amedrentado, se fue en esclavitud de la riqueza. Quedé en poder del oro y del cuidado, sin ver cuán liberal Naturaleza da lo que basta al seso no turbado.