Que vos me permitáis sólo pretendo, y saber ser cortés y ser amante; esquivo los deseos, y constante, sin pretensión, a sólo amar atiendo. Ni con intento de gozar ofendo las deidades del garbo y del semblante; no fuera lo que vi causa bastante, si no se le añadiera lo que entiendo. Llamáronme los ojos las faciones; prendiéronlos eternas jerarquías de virtudes y heroicas perfecciones. No verán de mi amor el fin los días: la eternidad ofrece sus blasones a la pureza de las ansias mías.