¡Oh, Señor! yo en tu Cristo busqué un esposo que me quisiera; le ofrendé mis quince años, mi **** núbil; violó mi boca, y por Él ha quedado mi faz de nácar como la cera, mostrando palideces de viejo cirio bajo mi toca.
¡Mas Satán me persigue y es muy hermoso! Viene de fuera y ofreciéndome el cáliz de la ignominia, me vuelve loca... ¡Oh, Señor!, no permitas que bese impío mi faz de cera, que muestra palideces de viejo cirio bajo mi toca...
Ya en las sombras del coro cantar no puede mi voz austera los litúrgicos salmos, mi alma está estéril como una roca; mi virtud agoniza, mi fe sucumbe, Satán espera... ¡Oh, Señor!, no permitas que bese impío mi faz de cera, que muestra palidez de viejo cirio bajo mi toca!