Bendita seas, por que me hiciste amar la muerte, que antes temía. Desde que de mi lado te fuiste, amo la muerte cuando estoy triste; si estoy alegre, más todavía.
En otro tiempo, su hoz glacial me dio terrores; hoy, es amiga. ¡Y la presiento tan maternal!... Tú realizaste prodigio tal. ¡Dios te bendiga! ¡Dios te bendiga!