Cuando lloro con todos los que lloran, cuando ayudo a los tristes con su cruz, cuando parto mi pan con los que imploran, eres tú quien me inspira, sólo tú,
Cuando marcho sin brújula ni tino, perdiendo de mis alas el albor en tantos barrizales del camino, soy yo el culpable, solamente yo.
Cuando miro al que sufre como hermano; cuando elevo mi espíritu al azul; cuando me acuerdo de que soy cristiano, ers tú quien me inspira, sólo tú.
Pobres a quienes haya socorrido, almas obscuras a las que di luz: ¡no me lo agradezcáis, que yo no he sido! Fuiste tú, muerta mía, fuiste tú...