El que sabe que es uno con Dios, logra el Nirvana: un Nirvana en que toda tiniebla se ilumina; vertiginoso ensanche de la conciencia humana, que es sólo proyección de la Idea Divina en el Tiempo...El fenómeno, lo exterior, vano fruto de la ilusión, se extingue: ya no hay pluralidad, y el yo, extasiado, abísmase por fin en lo absoluto, ¡y tiene como herencia toda la eternidad!