Este libro tiene muchos precedentes¹, tantos como gentes habrán sollozado por un bien amado, desaparecido, por un gran amor extinguido.
Tal vez muchos otros lloraron mejor su dolor que yo mi inmenso dolor, quizá (como eran poetas mayores) había en sus lágrimas muchos más fulgores...
Yo en mis tristes rimas no pretendo nada: para mí es bastante con que mi adorada para siempre ida, detrás de mi hombro las lea anhelante y diga: "Este sí que es un buen amante que nunca me olvida".