Eternidad: ¡devuélveme lo que me has substraído! Abismo: ¡restitúyeme lo que sorbió tu hondura! Esfinge: ¡escucha mi alarido! ¡Compadécete ya , Noche obscura!
Oye mi imploradora voz, ¡oh Isis!; desgarra tu capuz... y tú, lucero ignoto en que ella mora, ¡por piedad, hazme un signo de luz!