¡Para el que sufre como yo he sufrido, para el cansado corazón ya huérfano, para el triste ya inerme ante la vida, bendito agujero *****!
¡Para el que pierde lo que yo he perdido (luz de su luz y hueso de sus huesos), para el que ni recobra ya ni olvida, bendito agujero *****!
¡Agujero sin límites, gigante y medroso agujero, cómo intriga a los tontos y a los sabios la insondabilidad de tu misterio!
¡Mas si hay alma, he de hallar la suya errante; si no, en la misma nada fundiremos nuestras áridas bocas, ya sin labios, en tu regazo, fúnebre agujero!