Muchachita mía, gloria y ufanía de mi atardecer, yo sólo tenía la santa alegría de mi poesía y de tu querer.
¿Por qué te partiste? ¿Por qué te me fuiste? Mira que estoy triste, triste, triste, triste, con tristeza tal que mi cara mustia deja ver mi angustia como si fuera de cristal.
Muchachita mía, ¡qué sola, qué fría te fuiste aquel día! ¿En qué estrella estás? ¿En qué espacio vuelas? ¿En qué mar rielas? ¿Cuándo volverás? -¡Nunca, nunca más!