Tal vez ya no le importa mi gemido en el indiferente edén callado en que el espíritu desencarnado vive como dormido... Tal vez ni sabe ya cómo he llorado ni cómo he padecido.
En profundo quietismo, su alma, que antes me amara de tal modo, se desliza glacial por ese abismo del eterno mutismo, olvidada de sí, de mí, de todo...