De mi vida al nublado campamento, Tres adalides, sin temer la muerte, El amor, la virtud y el sentimiento Lanzáronse luchando con la suerte.
Sale el amor, y muere traicionado; Va la virtud, y quédase cautiva; Y el sentimiento, en lágrimas bañado, Murió como una humilde sensitiva.
Como el roble montés que no se abate, Sólo la fe en el triunfo quedó entera... ¡Mis soldados han muerto en el combate! ¡Dejadme que conserve la bandera!