había tomado como un beduino conservaba no obstante el acento en la esdrújula y su voz era como un desierto infinito donde los animales más extraños se amaban sus manos ascendían brevemente a subrayar el gesto de amor de una esmerángula o la danza nupcial de los promecos el beduino se alzaba de sí mismo y sacaba del fondo de su voz bellos casos de amor entre las bestias un gran ejemplo jemplo como un caramineco que a su caramineca prometió serle fiel y lo fue por kilómetros hasta que castigado por la sed del desierto y el hambre rechazó pan y agua de la otra y murió musitando "caramineca mía" y ella enterada del fin del caramineco desesperada loca de amor y de distancia besó el retrato de él y se cortó las venas y aún otros casos hubo en la voz del beduino nosotros escuchábamos debajo de la tienda tan sólo interrumpidos por piafar de caballos y estrépitos de estrellas cayendo sobre el mundo y un viento malhadado nos llenaba los ojos de arenas como viejos olvidos nunca disueltos siempre quedando un poco al fondo de botellas nacidas ya después de todo pero sabias ah las conocedoras abrigadoras guardan tu boca como alcol y el beduino tenía los ojos amarillos como el pañuelo verde que te compré una tarde sus ojos saludaban adiós todas las cosas dicen adiós de un tiempo a esta parte ¿notaste? los relojes el puerto los bodegones vos