Los que dicen que escriben versos mejor que los dioses, no serán castigados como Niobe, que tejía mejor que las diosas y osó decirlo y le mataron los hijos y la convirtieron en mármol. No. Hoy a esos poetas darán becas, puestitos, los nombrarán embajadores y marmolizarán su respiro. La palabra está harta de mentiras y aprueba esa decisión. Tiene bastante consigo misma, con preguntarse qué es, quién es, con no saber si habla entre el ser y la ficción de ser, mientras escribe en un cuaderno donde nada está dicho.