El poema da vueltas alrededor del cuarto. Obtuso y persistente, dice. Mira palabras, pero no se deja mirar por ella. Así no irá a ningún lado. ¿Qué lluvia acostada en un perro encontrará? Ninguna. Se sentirá mas solo que un perro. El día vendrá y él respirará aliviado calentándose al sol. La ciudad volverá a la locura en un pecho más. Nadie debe sufrir en septiembre, dice, y la noche espera.