está negra la madera de tu casa y el verde de tus plantas brilla como lustrado a mano/ te debe haber llovido mucha ausencia/ debe haberte apagado los fuegos que encendías para leer tus pechos/ para saber quién anda por ahí/ en el verano de tu rigidez empujada/ ¿qué sería la muerte sin la lluvia/ su ciencia de humo y claridad?/ temblabas como un cafetín/ pasaban tangos de gardel y toros ya suavísimos/ tus piernas ardían al lado de los ángeles y volaban cenizas del secreto cremado/ ¿cómo es posible el horror de saber?/ ¡dale/viento!/ ¡raspa la música que hace diamantes en cada esquina de la sonreidora!/ ¡la música que separa los nacimientos de los espantapájaros! ¡los espantapájaros verdaderos!/ ¡que me conocen y no son yo!/ vos/que sabés hacer cuchillos con un instante del amor/ cantá/sentada en los panes que horneo y nunca comeré/ ¡cantá/para que corra la mañana y se subleven los canarios que lloran ocultamente!/