La velocidad de la palabra no es la velocidad de la sangre y no sé quién traiciona a quién. ¿Cómo se encima el horizonte a la palabra cuándo, a su cortejo de esperas que todo cambiarán? La noche cae y se consuela, pero caer no es un consuelo para mí. Estoy parado en el espanto mientras cantan los rostros del día y no sé quién miente, ellos o yo. Al fondo pasa el animal que huye a gran velocidad.