Lo que mi infancia no sabe yo tampoco lo sé. Las calles de mi ciudad parecen un signo de interrogación sobre mi corazón mudo. La taza de leche, la vaca en el fulgor del barro, el padre que existe, los rezongos y crepúsculos tristes donde me sentaba como anticipaciones. La rueda del tiempo regresa sin volver. El humo pasado arde aquí. Un viento vago enfría mi cuna.