Sombras del día blanco contra mis ojos. Yo no veo nada sino lo blanco: la hora en blanco, el alma desatada del ansia y de la hora.
Blancura de aguas muertas, hora blanca, ceguera de los ojos abiertos. Frota tu pedernal, arde, memoria, contra la hora y su resaca. Memoria, llama nadadora. Desatado del cuerpo, desatado del ansia, vuelvo al ansia, vuelvo a la memoria de tu cuerpo. Vuelvo. Y arde tu cuerpo en mi memoria, arde en tu cuerpo mi memoria.
Cuerpo de un Dios que fue cuerpo abrasado, Dios que fue cuerpo y fue cuerpo endiosado y es hoy tan sólo la memoria de un cuerpo desatado de otro cuerpo: tu cuerpo es la memoria de mis huesos. Sombra del sol Solombra segadora ciega mis manantiales trasojados el nudo desanuda siega el ansia apaga el ánima desanimada.
Mas la memoria desmembrada nada desde los nacederos de su nada los manantiales de su nacimiento nada contra corriente y mandamiento
nada contra la nada Ardor del agua lengua de fuego fosforece el agua Pentecostés palabra sin palabras
Sentido sin sentido no pensado pensar que transfigura la memoria El resto es un manojo de centellas