Deja que una vez más te nombre, tierra. Mi tacto se prolonga en el tuyo sediento, largo, vibrante río que no termina nunca, navegado por hojas digitales, lentas bajo tu espeso sueño verde.
Tibia mujer de somnolientos ríos, mi pabellón de pájaros y peces, mi paloma de tierra, de leche endurecida, mi pan, mi sal, mi muerte, mi almohada de sangre: en un amor más vasto te sepulto.