Edades de fuego y de aire Mocedades de agua Del verde amarillo Del amarillo al rojo Del sueño a la vigilia Del deseo al acto Sólo había un paso que tú dabas sin esfuerzo Los insectos eran joyas animadas El calor reposaba al borde del estanque La lluvia era un sauce de pelo suelto En la palma de tu mano crecía un árbol Aquel árbol cantaba reía y profetizaba Sus vaticinios cubrían de alas el espacio Había milagros sencillos llamados pájaros Todo era de todos Todos eran todo Sólo había una palabra inmensa y sin revés Palabra como un sol Un día se rompió en fragmentos diminutos Son las palabras del lenguaje que hablamos Fragmentos que nunca se unirán Espejos rotos donde el mundo se mira destrozado
Una mujer de movimientos de río De transparentes ademanes de agua Una muchacha de agua Donde leer lo que pasa y no regresa Un poco de agua donde los ojos beban Donde los labios de un solo sorbo beban El árbol la nube el relámpago yo mismo y la muchacha