Para que de las Náyades el compañero amado haga el macho a la oveja agradable y propicio, y el rebaño que pace, del campo entre el bullicio, a orillas del Galeso, quede multiplicado,
es fuerza que esté alegre, que del techo abrigado del pastor, en invierno, reciba el beneficio; el familiar Demonio ve todo sacrificio, sobre mesa de mármol o en tierra, con agrado.
Honremos, pues, a Hermes Inmortal. En su altura prefiere a templo o ara siempre la mano pura que una impoluta víctima a los dioses ofrezca.
Amigo, un hilo alcemos al final de tu prado. y que sangre de un macho cabrío degollado ponga negra la arcilla y el césped enrojezca.