A Temiscira en llamas que tembló con gemidos Todo el día, y con gritos, voces de lamento, Arrastra entre las sombras el Termodonte lento Armas, cascos, cadáveres y carros confundidos.
¿Dónde las Amazonas de músculos fornidos Y de certero dardo, que en ímpetu violento El escuadrón guiaron en él chocar sangriento? En polvo están sus pálidos cadáveres tendidos.
Cual floración de lirios que implacable cuchilla Segó ya, las guerreras reposan en la orilla, Donde se oyen relinchos entre carnal despojo;
Y el Euxino, a la aurora, del río por los flancos, Ve que huyendo a los valles, y teñidos de rojo Con sangre de las vírgenes, van los corceles blancos.