¡Ciudad que fuiste reina del mar! Vagan ligeros Y en paz los tiburones en tu tranquila rada, Donde las nubes tienden su sombra prolongada, Y que vio los antiguos galeones iberos.
Desde Drake y los días de infieles bucaneros Tu muralla de siglos se arruina abandonada, Y cual collar sombrío, de grandeza pasada, Aun de Pointis las balas muestran los agujeros.
Entre la mar y el cielo que abrasa tu bahía, Bajo el sol de un monótono y ardiente medio día, Con los Conquistadores sueñas amodorrada;
Y en el enervamiento de noches placenteras, Te duermes, arrullando tu gloria ya borrada, Bajo palmas, al lento rumor de las palmeras.