Por la orilla del Ganges suenan vivos clamores, Los tigres, dando fieros rugidos penetrantes, saltan, rotos los yugos, y en fuga las Bacantes destrozan la vendimia, por los valles y alcores.
Rompen uñas y dientes pámpanos cimbradores que enrojecen con sangre de uvas, incitantes gargantas, y se tienden las fieras jadeantes entre púrpura y fango, del sol a los fulgores.
Sobre cuerpos convulsos y con sangre teñidos, bostezando los tigres, o entre sordos rugidos, una sangre olfatean más roja y más caliente.
Pero el Dios, embriagándose con tal fiesta inaudita, con el tirso y los gritos a las fieras irrita, y une en tanto a la hembra con el macho rugiente.