Bajo un azul de triunfo que un sol ardiente dora, Blanquea el río oscuro la trirreme de plata, Y aromas de incensario por la orilla desata, Rumor de seda y música de flauta arrulladora.
En la proa radiante que el gavilán decora, Cleopatra, inclinándose, las pupilas dilata, Y ante el sol, y entre el brillo del dosel escarlata, Es gran pájaro de oro que su presa avizora.
Tarso, allá, do el guerrero la aguarda desarmado; Y abre la bruna Reina, en el aire encantado, Los brazos, do la púrpura pone róseos fulgores;
Y a su lado no ha visto, presagios de su suerte, Que en el agua sombría van deshojando flores Los gemelos divinos, el Amor y la Muerte.