Bien sus cortinas sean de sarga o de brocado, Triste como una tumba, o alegre como un nido, Es en él donde el hombre duerme en paz o se ha unido; Esposo, madre o virgen, en él hemos soñado.
De muerte o de amor, agua bendita lo ha regado, Y bajo cruz o ramo que consuelo ha traído, En él todo comienza y todo ha concluido, Desde la infancia al cirio que arde ante un ser amado.
Pobre, o de rico encaje su cimera adornada, De oro vivo o de rojo su madera pintada, De encina, roble o pino, cerrado o descubierto,
Feliz quien con el alma tranquila dormir pueda En el paterno lecho, de tela humilde o seda, Donde todos los suyos han nacido y han muerto.