Con distraída mano pulsa la dulce «biva», Y al través de cruzados bambúes, ve la hermosa En la ancha playa al Héroe, cuya visión radiosa Ilumina sus sueños de virgen pensativa.
Es él. Al cinto, sables; y la mirada altiva, En alto el abanico; y sobre la lustrosa Coraza, cordón rojo con adornos. Y es rosa Su blasón en el hombro, que fulge con luz viva.
El Samurai, vestido de láminas y placas, Y bajo bronce y sedas y relucientes lacas, Gran crustáceo parece, ***** y rojo, en peñasco;
La vio. Le ha sonreído con amoroso anhelo; Y sus ligeros pasos hacen brillar al cielo Las dos antenas de oro que tiemblan en su casco.