De «El Pienta» al «Suárez» y hasta la alta sierra Rebelde levantó puño de acero. Dejó la azada y se trocó en guerrero; Y cuando ceden todos, clama guerra.
Contra asechanzas e imposibles cierra, El aire su pendón de «Comunero», Y se alza ante la muerte, rudo y fiero, Cual risco erial de su nativa tierra.
Y al lanzarlo el verdugo en el vacío, De lo alto de la horca, maniatado, La faz adulta y el mirar sombrío,
Al salto se apresura, y más lo ahoga La ira ante el intento fracasado Que el nudo corredizo de la soga.