De mi corpiño, una noche, Robó una rosa fragante, y de rubor al instante Mi semblante se cubrió. Fingiendo enojo le dije: «Es robar acción odiosa»; Mas si me pide la rosa Le habría dicho que no.
Después, atrevido siempre -No he vuelto aún de mi asombro- La mano puso en mi hombro y en la boca me besó. Tras riña de enamorados Sonreí, pero confieso Que si me pide ese beso Le habría dicho que no.
En amor es tontería El pedir, porque es sabido Que es mejor que lo pedido Lo que el amado tomó. «No pedir»; eso es lo cuerdo; «Tornar»; eso es lo sensato, y así se evita el mal rato De estar diciendo que no.
Pero digo tonterías, Que en lenguaje claro y breve, Algo hay que pedirse debe, y que no he de callar yo. Si como esposa me pide Aquel que mi pecho adora, Debe saber desde ahora Que no le diré que no.