¡De qué poco depende la suerte de un partido!... Era Pradilla el jefe de la plaza ese día; Ordóñez el Congreso Nacional presidía, Y entre ambos el siguiente pacto fue convenido:
«Entrarás con la tropa si un pañuelo escondido Saco y te hago una seña». El tumulto crecía, Y Pradilla esperaba. La señal no veía. Arreciaba el desorden. Y López fue elegido.
Después cuando Mosquera, con música en la plaza, Da «vivas», a caballo, y a todo el mundo abraza, -Alegría de unos y de otro hondo duelo-
Pradilla a Ordóñez díjole, con voz adolorida: «Esperé por tres horas la señal convenida». Y Ordóñez le repuso: «Se me olvidó el pañuelo».