Explícame por qué dices «Mis rosas», Y «mi piano», y por qué, frecuentemente, «Tus libros» y «tu perro», indiferente; Y di, por qué con aire placentero Me dices: «Unas cosas Voy ahora a comprar con mi dinero».
Lo mío es siempre tuyo, eso es sabido. ¿Por qué dices palabras que entre los dos han sido Y serán siempre odiosas? «Mío y tuyo»... ¡Qué extrañas tonterías! Si me amaras, «los libros» tú dirías, Y «el perro» y «nuestras rosas».