En el principio el Caos envolvía los mundos Do el espacio y el tiempo rodaban sin medida, Y a los hijos del Cielo y de la Tierra, vida Les dio el seno de Gaia, de pezones fecundos.
Luego la Estigia hundiolos en abismos profundos, Y nunca, como entonces, Primavera florida, Del sol más esplendores dio a la esfera encendida, Ni maduró más mieses en los campos jocundos.
Adustos, ignorando placeres terrenales, El Olimpo habitaban los dioses inmortales Pero llovió rocío la bóveda infinita;
El mar empezó a abrirse, se iluminó la bruma; Y desnuda, en las ondas, y entre radiante espuma, De la sangre de Urano, blanca surgió Afrodita.