Por el parque, abstraída, bajo el cielo otoñal, donde puso la tarde lividez de marfil, el semblante cubierto con un velo sutil, de la Quinta Avenida va la flor ideal.
En contraste armonioso con lo obscuro del chal las mejillas resaltan, como rosas de abril, y parece, en su coche, Dogaresa gentil que en su góndola fuera recorriendo el Canal.
La adorable flor rubia de esta enorme Babel se confunde, a lo lejos, entre el raudo tropel de las hojas marchitas, bajo el cielo otoñal;
Mientras sueña en su triunfo, cuando al brillo del sol, en París, el bosque, sea un áureo arrebol De su muelle carruaje la corona condal.