Música en la terraza del casino, Máscaras, alegría, amor y canto, En claras copas rebosando el vino... Y allí, en dos almas, rebosando el llanto.
¿El azar, o atracción irresistible?... Y se fundió mi orgullo en tu belleza, Y lo que era imposible, fue posible, Y lo que era capricho, fue firmeza.
Y viendo cerca el puerto, que mi errante Rumbo marcaba hacia región lejana, Vi lágrimas y angustia en tu semblante, Y estremecido murmuré: «¡Mañana!»...
«¡Mañana!»... respondiste en un sollozo., Y en tanto en la terraza del casino, Todo era luz, y risas y alborozo, En la embriaguez de la pasión y el vino.