En reposo encantado, bajo una amplia enramarla, en la selva que cuna fue de alarma sombría, alba maravillosa con sus perlas hacía, en torno de ellos, rica, misteriosa morada.
En el aire en que flota fragancia envenenada su palabra un encanto potente difundía; y el Héroe iba siguiéndola mientras que sacudía del Toisón en sus armas la claridad dorada.
Iluminando el bosque vivaces resplandores, Grandes pájaros iban bajo arcadas de flores, y en los lagos de plata llovía azul fulgente.
Amor les sonreía, mas la fatal Esposa se llevaba con ella, su furia de celosa, Y a su padre, y los dioses y los filtros de Oriente.