Pensativa, y de codos, en la áurea balaustrada, De la ruidosa fiesta la Reina fatigada, En la azul torrentera, que refleja, entre frondas, Del castillo las torres en sus radiantes ondas, Con dedos constelados de perlas y rubíes Va deshojando lirios y rosas carmesíes, Que flotan en las aguas hacia lejana tierra, Hacia el Príncipe hermoso que ha partido a la guerra, y en la inmensa llanura, bajo ígneas llamaradas, Entre la esplendorosa pompa de las espadas, Ve ondular victorioso su estandarte real, Contra el oro y la sangre de una tarde estival.