Los tres Reyes Magos, bajo los fulgores de la Estrella, avanzan por campos y eriales, con cofres, camellos y ricos metales. Así vense en láminas de antiguos pintores.
Del Oriente llegan a rendirle honores, al Niño venido a curar los males que en la tierra sufren hombres y animales. Sus vestidos lucen relucientes flores.
Al llegar se quitan la corona. El Niño, cuya frente adorna resplandor intenso, los mira y sonríe con jovial cariño.
Así, bajo César Augusto potente, a Belén llevaron oro, mina, incienso, los tres Reyes Magos del lejano Oriente.