He bebido tu carta con febril impaciencia. Y tú, cuando estas líneas recibas, estarás en un grupo dichoso. Y entre la concurrencia, «Léela pronto», un amigo junto a ti te dirá.
Y en tanto, abanicándote con mi carta cerrada, y viendo el sobre apenas, distraída tal vez, dirás, no interrumpiendo tu charla comenzada: «No es nada, sí... no es nada. La leeré después».